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La polarización de la sociedad: papel de la tecnología digital

La tecnología ha sido clave en la transformación de la sociedad moderna y se ha convertido en una herramienta indispensable para nuestras actividades del día a día. Por ejemplo, nos relacionamos con el mundo que nos rodea, nos comunicamos y consumimos información a través de ella. Los avances tecnológicos nos han dejado numerosos beneficios y tienen un papel relevante en el modo en que formamos nuestras opiniones y creencias. Sin embargo, se ha generado una preocupación sobre su impacto en la polarización de la sociedad. En un mundo en el que se puede acceder a toda clase información, las plataformas digitales, los algoritmos de recomendación y las burbujas de filtro pueden contribuir a la fragmentación y división de opiniones e ideas entre las personas.

 En este artículo examinaremos las acciones que una determinada tecnología facilita, conocidas como ‘affordances digitales’, que más han podido contribuir a la discusión de opiniones y creencias entre una comunidad. Las affordances van desde permitirnos hablar desde cualquier lugar con otras personas usando un teléfono móvil, hasta filtrar y segmentar la información que consumimos, queramos o no.

Una sociedad fragmentada

La polarización se entiende como el nivel de conflicto o de desacuerdo entre los individuos de una comunidad. Es una realidad social inevitable, porque es prácticamente imposible que todas las personas piensen igual, pero necesaria, ya que una sociedad democrática necesita de las distintas creencias de la gente para serlo. Sin embargo, demasiada polarización puede suponer entrar en una espiral de reproches y acusaciones, lo que provocaría inestabilidad en esa sociedad. Por lo general, este suceso proviene de una situación anterior no resuelta.

Las discrepancias son de todo tipo: económicas, políticas, sociales, de formación… Por ejemplo, cuando es económica, el grupo que tiene rentas transmite valores a través de las instituciones, como el colegio o la prensa, para destacar su posición frente a otros sectores más humildes. De la misma forma, les enseñan valores de docilidad, obediencia o resignación. Así es como se puede llegar a crear una opinión fuerte sobre desigualdad, ya que crecen los pensamientos extremos y van desapareciendo los intermedios. La tecnología ha tomado más protagonismo en ese proceso.

Filtrado de contenido: lo que no vemos

Las redes sociales y los motores de búsqueda usan algoritmos complejos para personalizar la experiencia de cada usuario, mostrando contenido que se adapta a sus intereses y comportamientos previos en línea. En el caso de las redes, se recopilan datos sobre lo que nos gusta, con qué o quién interactuamos, y qué publicamos y compartimos. Luego, usan esa información para mostrarnos más contenido similar y tratar de tenernos enganchados. Esto puede mejorar la relevancia y la satisfacción del usuario, pero también puede tener efectos perjudiciales al crear ‘burbujas de filtro’ y ‘ecochambers’ o cámaras de eco.

¿Qué son las burbujas de filtro y las ecochambers?

Una burbuja de filtro es un espacio acotado en internet en el que se mueven los perfiles de los usuarios. En esta burbuja solo se ve información que coincide con los intereses y opiniones previas de cada individuo. Esto significa que se pierde la oportunidad de ver o escuchar puntos de vista diferentes a los propios, lo que limita la cantidad de información que se puede obtener para comprender un tema en su totalidad.

Una cámara de eco o cámara de resonancia mediática es un entorno virtual en el que una idea o punto de vista se repite tantas veces que parece que es la única opinión que existe. El objetivo del algoritmo detrás es aumentar y reforzar aquellas ideas o creencias con contenido afín y apetecible para el usuario, aunque haya otras opiniones diferentes.

Desinformación y propaganda: polarización en el mundo digital

La difusión de información falsa o desinformación es otro factor importante que contribuye a la polarización de la sociedad. Internet ha facilitado la propagación masiva de noticias falsas o ‘fake news’, teorías de conspiración y contenido objetivo. Este fenómeno ha generado más divisiones sociales al intensificar puntos de vista extremistas y sesgados, creando un entorno digital que refuerza las creencias preexistentes y pone trabas al diálogo constructivo. La desinformación es más peligrosa cuando se utiliza con fines políticos o partidistas, ya que puede crear opinión pública e influir en ella.

Polarización por desinformación en redes sociales

Las redes sociales están al alcance de cualquiera que pueda acceder a Internet, ya sea a través de un ordenador o un dispositivo móvil. Con ellas todos podemos utilizar distintas plataformas para publicar nuestras opiniones y compartir la información que creemos relevante. Sin embargo, la libertad también de poder expresarnos en Internet viene acompañada de una responsabilidad con lo que contamos.

Cuando vemos un titular impactante en tu nuestro muro de noticias y lo compartimos sin leer todo el artículo porque parece interesante y apoya algo que ya creemos, se genera el problema. El titular podría ser engañoso o falso. Este tipo de artículos busca apelar a las emociones de los usuarios, sin tener en cuenta la veracidad de la información que contienen. Por esto es muy fácil que, unas horas después de haber sido compartido, haya llegado a miles, incluso millones de personas.

Propaganda y polarización.

Los intereses políticos, editoriales y comerciales también aprovechan la capacidad de Internet para difundir sus mensajes. Emplean distintas estrategias de manipulación y persuasión para crear opinión pública o influir en la que ya hay. Algunas de estas técnicas presentan los rumores, las falsedades o las teorías de conspiración como hechos reales. Esto provoca confusión entre la gente y genera desconfianza en la información que se recibe, sea veraz o no. Ya que las empresas de verificación tardan más en confirmar los hechos que lo que tarda una publicación en ser compartida a miles de personas.

Como resultado la verdad queda puesta en duda. La desinformación y la propaganda luchan por contar la suya compartiendo hechos objetivos, tratando de que su versión sea la única válida. Debido a esta lucha, la división de opiniones se intensifica, ya que cada individuo también se aferra a su propia versión de la realidad y a la información que coincida con ella.

Fragmentación de la verdad y erosión de la confianza pública

La desinformación y la manipulación han perjudicado a las instituciones públicas y a la información objetiva. El creciente volumen de noticias falsas y de propaganda subjetiva ha provocado una crisis de credibilidad. El deterioro de la confianza en las instituciones es un problema que debilita el tejido democrático y pone en la cuerda floja a los organismos públicos. La verdad se ha vuelto relativa y ha quedado fragmentada. Cada vez hay menos entendimiento común y esto contribuye a la polarización de la sociedad, ya que va disminuyendo el consenso y la cooperación entre comunidades y grupos.

El aumento de las fuentes de información

Si se da la situación en la que un usuario encuentra un artículo en su muro de noticias que parece contar un hecho muy impactante, pero al momento ve otro que contradice por completo al primero, ¿con cuál información se quedará? ¿Cuál dará por verdadera?

El incremento de fuentes de información en Internet complica cada vez más distinguir lo que es verdad de lo que no. En las redes sociales se publican constantemente noticias y opiniones, que suelen estar sesgadas o pueden ser falsas. La mayoría de los perfiles en redes compiten por nuestra atención y podemos caer en su trampa de hacernos creer lo que queremos creer o lo que quieren que sigamos creyendo. Así es como dejamos de conocer toda la realidad y lo que es cierto.

Polarización por la división de la verdad

La fragmentación de la verdad supone complica la formación de un criterio para los usuarios y la toma de decisiones informadas. Para abordar este problema se debe promover la alfabetización mediática y el pensamiento crítico. Verificar las fuentes de información y cuestionar las afirmaciones que nos encontramos en línea es clave. También se debe estar dispuesto a atender diferentes perspectivas y estar abierto al debate. Por otra parte, las plataformas de redes sociales y los medios de comunicación son cruciales para la promoción de la transparencia y la objetividad en la publicación de noticias y opiniones.

Los enfrentamientos digitales y la ‘guerra’ de comentarios

Dentro de Internet existen distintas páginas y muros en los que se pueden publicar comentarios de todo tipo, pero, si tuviéramos que señalar un entorno virtual en el que abundan las críticas y las faltas de respeto, nos referiremos a las redes sociales. La facilidad que tienen para que los usuarios puedan compartir sus opiniones ha creado un escenario perfecto para el conflicto.

 Un usuario puede entrar en una red como ‘Facebook’ o ‘X’ (Twitter) y publicar su opinión sobre un tema controvertido. Al día siguiente se puede encontrar con que le han respondido otros usuarios con agresividad y sarcasmo, solo porque piensan diferente. Esto suele ocurrir porque la comunicación en línea ofrece la posibilidad de poder expresar lo que uno piensa sin reservas, por lo que las personas se pueden sentir más cómodas compartiendo opiniones extremas u ofensivas. Esto provoca que se puedan recibir toda clase de respuestas insultantes, lo que termina en una espiral de confrontación y hostilidad.

En el peor de los casos, el resultado es un entorno tóxico en el que el diálogo y el debate civilizado es casi imposible. Las personas se enzarzan en batallas de egos y opiniones, confrontaciones no suelen llevar a ningún lado. Al final, con estas batallas las divisiones solo aumentan y las personas se alejan cada vez más.

Conclusión

Entonces, ¿en qué punto nos encontramos? ¿El mundo estará cada vez más polarizado y dividido? No necesariamente. Es cierto que la tecnología ha contribuido en gran medida a la polarización de la sociedad, pero también puede ser parte de la solución.

Tenemos que ser más conscientes de cómo utilizamos la tecnología y cómo nos afecta. Debemos ser más críticos con la información que consumimos en Internet, verificar las fuentes y cuestionar las propias opiniones y creencias. Además, hay que ser más conscientes de cómo interactuamos en línea, evitando los comentarios maliciosos o sarcásticos y la confrontación. Se debe fomentar el diálogo civilizado y respetuoso.

Por otro lado, las propias redes sociales y los medios de comunicación también tienen un papel importante que desempeñar en el fomento de un entorno digital más saludable. Para ello, tendrán que ir ajustando los algoritmos para promover una mayor diversidad de opiniones, eliminar la desinformación y la propaganda, y una cultura de respeto en la red.

La polarización de la sociedad no es un problema que se pueda resolver de la noche a la mañana. Requiere de un gran esfuerzo conjunto, como individuos, como sociedad y como usuarios de la tecnología. Sin embargo, trabajar para promover un mayor entendimiento, respeto y colaboración en Internet no es una tarea imposible.

Artículo escrito por:

Gabriel F.M.